Los Estados Unidos de América Anuncian una Aportación Nueva y Suplementaria de 37 Millones de Dólares Para “La Educación No Puede Esperar”, El Fondo Global para la Educación en Situaciones de Emergencia

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"‘La educación no puede esperar’ es un salvavidas para la educación en docenas de países del mundo en situación de crisis. Sabemos que cuando el acceso a la educación es equitativo, los resultados son irrebatibles: mayor crecimiento económico, mejores resultados en materia de salud, democracias más fuertes, sociedades más pacíficas y resilientes, e infancias más sanas y capaces”. 

Nueva York

El Gobierno de los Estados Unidos de América ha anunciado hoy un paquete de financiación nuevo y suplementario de 37 millones de dólares para “La educación no puede esperar”, un fondo mundial de las Naciones Unidas para educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas.

Con este nuevo aporte, la contribución total de los Estados Unidos asciende a aproximadamente 92,3 millones de dólares. De la contribución, 23 millones de dólares (que incluyen 5 millones de dólares destinados específicamente a la crisis en Malí) provienen de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por su sigla en inglés) y 14 millones de dólares, de la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos; este último fondo está destinado específicamente para los niños y jóvenes refugiados y desplazados. Tras este nuevo aporte, los Estados Unidos de América se convierten en el tercer donante más importante del fondo fiduciario mundial de “La educación no puede esperar”, después del Reino Unido y Alemania.  

“Los Estados Unidos de América se sienten muy honrados de haber apoyado al fondo ‘La educación no puede esperar’ desde su inicio en 2016. Y hoy nos llena de orgullo poder incrementar este apoyo. ‘La educación no puede esperar’ es un salvavidas para la educación en docenas de países del mundo en situación de crisis. Nuestro deseo es mantener una cooperación continua para mejorar el acceso a la educación, obtener mejores resultados de aprendizaje y llegar a los estudiantes más marginados, especialmente a las niñas, los refugiados, las comunidades desplazadas internamente, las minorías por cuestiones relativas al género y la sexualidad, y los niños con discapacidad. Sabemos que cuando el acceso a la educación es equitativo, los resultados son irrebatibles: mayor crecimiento económico, mejores resultados en materia de salud, democracias más fuertes, sociedades más pacíficas y resilientes, y niños más sanos y capaces”, aseguró la Administradora de USAID Samantha Power.  

Los líderes del mundo se han reunido en la Asamblea General de las Naciones Unidas de este año para tratar las crisis interconectadas de los conflictos armados, la COVID-19, los desplazamientos forzados, el cambio climático y otros problemas que se interponen en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo en el ODS 4, que aboga por una educación universal, equitativa y de calidad de aquí a 2030.

“Me gustaría ofrecer mi más sincero agradecimiento a todos los estadounidenses, USAID y la Oficina de Población, Refugiados y Migración por esta generosa contribución. Los Estados Unidos de América son un líder importante y un asociado estratégico en nuestra labor de brindar seguridad, esperanza y oportunidades para acceder a una educación de calidad a aquellos niños y adolescentes afectados por conflictos armados, desastres relacionados con el cambio climático, desplazamientos forzados y otras crisis prolongadas. Nuestra prioridad son las niñas y niños desplazados forzosamente, pues a menudo son los que se quedan más atrás, en el medio de ninguna parte, entre fronteras y en asentamientos de refugiados y personas desplazadas. Ahora, juntos, podremos llegar a más de estos niños, hacer un trabajo más exhaustivo y mantener los logros que alcancemos conjuntamente, así como empoderar a estas niñas y niños para que hagan valer sus derechos humanos y reconstruyan sus vidas”, comentó Yasmine Sherif, Directora del fondo “La educación no puede esperar”.  

Según las Naciones Unidas, las repercusiones de la pandemia de COVID-19 sobre la escolarización son una “catástrofe generacional”. Un año después del inicio de la crisis ocasionada por la COVID-19, los cierres parciales o totales de las escuelas todavía afectan a dos tercios de los estudiantes en todo el mundo. De acuerdo con las Naciones Unidas, la pandemia se ha llevado prácticamente por delante los avances conseguidos en los últimos 20 años en materia de educación, entre los que se encuentra el importante logro del acceso a la educación para las niñas.

Gracias a sus innovadores programas de resiliencia plurianuales y respuestas rápidas a las emergencias, el fondo “La educación no puede esperar” ya ha llegado a más de 4,6 millones de niños y adolescentes en situaciones de crisis. La respuesta de emergencia del fondo para la educación durante la pandemia ha llegado a 29,2 millones más de niñas y niños en situación de vulnerabilidad.  

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