Aprender para una paz duradera
Declaración con motivo del Día Internacional de la Educación de Yasmine Sherif, Directora Ejecutiva de La Educación No Puede Esperar
La educación es la piedra angular de la paz, el pilar de una sociedad sólida, y el cimiento para crear un mundo mejor. Este año en el que celebramos el sexto Día Internacional de la Educación con el lema “aprender para una paz duradera”, hacemos un llamado a los líderes del mundo a poner fin a las guerras y los conflictos armados y centrarse en nuestra humanidad común para aprovechar el amplio potencial que ofrece el aprendizaje para que el mundo en el que vivimos sea más unido.
Nuestro mundo está siendo destrozado por la injusticia, la opresión, el racismo, la xenofobia, el miedo, la avaricia y la resolución de conflictos de manera violenta. Los niños y las niñas en edad escolar son las principales víctimas de esta situación. Ninguna de las infancias en Gaza —más de 600.000— tiene acceso a la educación. En el Afganistán, el 80% de las adolescentes y mujeres en edad escolar —2,5 millones en total— no están escolarizadas y se les niega sistemáticamente su derecho humano a la educación por motivo de género. En Ucrania, 300.000 niños y niñas corren el riesgo de no recibir el aprendizaje que les correspondería durante este año escolar. En Sudán, 19 millones de niños y niñas no están escolarizados en la actualidad y se ven inmersos en un desgarrador conflicto que no cesa. En Etiopía, 7,6 millones de niños y niñas no acuden a clase por una suma de dificultades, entre ellas, los conflictos armados, los efectos del cambio climático y el desplazamiento forzado.
A escala mundial, más de 224 millones de niños y niñas afectados por las crisis no tienen acceso a la educación, ya que, con frecuencia, deben priorizar su protección y supervivencia. Además, se obliga a las niñas a contraer matrimonio y tanto niños como niñas son reclutados forzosamente como soldados. La seguridad, la protección y la esperanza de ir a la escuela y aprender de los profesores se ha desvanecido.
Los 224 millones de niños y niñas afectados por las diversas repercusiones de los conflictos armados, el cambio climático y el desplazamiento forzado necesitan con urgencia y desesperadamente una educación de calidad.
El mundo se comprometió con las futuras generaciones a garantizar la educación para todos por medio del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Los Estados Miembros de las Naciones Unidas expresaron su compromiso legal con el derecho a la educación en diversos convenios vinculantes que versan sobre los derechos humanos. Esta promesa y compromiso legal debe materializarse para poner fin a la pobreza extrema, la dependencia de la ayuda y el círculo vicioso que suponen las violaciones de los derechos y la dignidad de las infancias. Como afirmó el fallecido Secretario General de las Naciones Unidas, Dag Hammarskjöld: “No hay paz si la paz no es para todos”.
Como fondo mundial para la educación en situaciones de emergencia y crisis prolongadas, La Educación No Puede Esperar dispone de un modelo innovador y de eficacia comprobada con el que congregar a gobiernos, la sociedad civil, el sector privado, organismos de las Naciones Unidas y, sobre todo, las comunidades locales, para impartir prontamente educación de calidad a los niños y niñas más vulnerables del mundo. La programación conjunta, al fomentar el nexo entre la acción humanitaria, la asistencia para el desarrollo y la consolidación de la paz, permite adoptar un enfoque de educación integral para lograr una educación de calidad inclusiva y continuada en situaciones de emergencia y crisis prolongadas. Junto con nuestros asociados, La Educación No Puede Esperar ha impartido educación de calidad a más de 9 millones de niños y niñas afectados por crisis en tan solo unos pocos años.
Ya sea que entreguemos de manera conjunta una Primera Respuesta de Emergencia o una inversión Plurianual de Resiliencia, todos juntos estamos uniendo esfuerzos para invertir en vías transformadoras que propicien el desarrollo sostenible. Esto significa que niños y niñas refugiados y desplazados forzosamente, como Mariam, de Burkina Faso, y Leonardo, de Colombia, ahora tienen acceso a una educación integral centrada en la infancia.
Esto incluye educación preescolar, aprendizaje acelerado, apoyo psicosocial y la salud mental, alimentación escolar, material y equipos escolares, instalaciones de agua y saneamiento con perspectiva de género, transferencias en efectivo para incentivar la asistencia a la escuela, formación profesional para incorporarse en el mundo laboral, gestión de riesgos para garantizar la propia seguridad, y un cuerpo docente capacitado que alienta a los jóvenes talentos y promueve los ideales de la compasión, la comunidad y el bien común.
Con el fin de cumplir las promesas que contrajimos en virtud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los compromisos legales incluidos en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas y otros acuerdos internacionales, necesitamos con urgencia más financiación para ofrecer la esperanza y la oportunidad de tener una educación a los niños y niñas que sufren directamente estos conflictos y crisis. La Educación No Puede Esperar hace un llamamiento a nuestros donantes estratégicos, las fundaciones filantrópicas y el sector privado para poder alcanzar la meta de 1.5 billones de dólares de los Estados Unidos que nos hemos fijado. De esta manera, el fondo y nuestros asociados de todo el mundo podrán llegar a 20 millones de niños y niñas afectados por crisis con una educación de calidad para 2026.
Para sentar las bases de una mejor humanidad y una convivencia pacífica en todo el planeta, debemos garantizar a todos los niños, niñas y adolescentes la oportunidad de ejercer su derecho a la educación, sin dejar a nadie atrás gracias a medidas de acción afirmativa a favor de las niñas, las infancias con discapacidades y los refugiados, así como a su empoderamiento para que no pierdan la esperanza, sientan que su vida tiene sentido a pesar de todo lo que han vivido y sigan aspirando a alcanzar sus sueños. En lugar de invertir en más guerras, y con ellas provocar más sufrimiento humano, injusticias y pobreza extrema, hagamos nuestras las palabras de Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
*Los nombres son ficticios por motivos de protección de la identidad.