#NosotrasLasMujeres: Invertir en educación y empoderar como líderes a las mujeres y las niñas

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Declaración con motivo del Día Internacional de la Mujer de Yasmine Sherif, Directora Ejecutiva de La Educación No Puede Esperar

En gran parte del mundo y durante miles de años, las mujeres nos hemos visto oprimidas y subyugadas y se nos ha denegado sistemáticamente la posibilidad de alcanzar nuestro potencial humano y económico.

La educación y el liderazgo de las mujeres se ha rechazado, retrasado o destruido. Si bien es cierto que se han logrado algunos avances, millones de mujeres de todo el planeta continúan siendo objeto de discriminación y viéndose privadas de sus derechos y su potencial.

Sin embargo, hoy en día, no hay nada que el mundo necesite más que su justa proporción de un liderazgo femenino altamente educado y empoderado.

Este año, en el día en que personas de todo el mundo nos congregamos con motivo del Día Internacional de la Mujer, #NosotrasLasMujeres (#WeTheWomen), decimos no a la opresión, decimos no a que se les niegue a las niñas el derecho a una educación de calidad y decimos no a los arraigados sistemas patriarcales.

Hoy, decimos sí a la educación de las niñas y sí al liderazgo de las mujeres empoderadas. Es preciso fortalecer las medidas de sensibilización y acción afirmativa en todo el mundo si realmente queremos “Invertir en las mujeres, acelerar el progreso”.

La opresión, tanto visible como encubierta, en todas sus formas, incluida la opresión por motivos de género, menoscaba los esfuerzos que realizamos a nivel mundial para cumplir las promesas reflejadas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Carta de las Naciones Unidas y otros acuerdos internacionales vinculantes. 

A fin de empoderar a las mujeres jóvenes y a toda una generación de mujeres líderes, así como para reparar las injusticias de miles de años de subyugación, hoy debemos invertir en una educación integral de calidad para las niñas y las mujeres jóvenes. Solo así podremos empoderarlas para que alcancen el liderazgo en todos los ámbitos del trabajo y de la vida. 

Será una ardua batalla. El mundo no está bien encaminado en lo que se refiere a nuestro empeño por lograr los objetivos de igualdad de género y educación de calidad para 2030. Según un análisis de las Naciones Unidas, al ritmo actual, tardaríamos 300 años en poner fin al matrimonio infantil y 140 años en lograr una representación igualitaria en cargos de liderazgo en el lugar de trabajo.

Todas las niñas tienen derecho a una educación y aprendizaje permanente verdaderamente adecuados. Este derecho no puede denegarse por motivos de género en ninguna circunstancia. De hecho, mediante medidas de acción afirmativa y orientación por parte de las madres, los padres, la comunidad docente y la sociedad, todas las niñas deberían ser alentadas a lograr su pleno potencial y contar con la posibilidad de elegir su camino profesional, no como seguidoras, sino como líderes.

Debemos hacerlo ahora. Hoy, hay 129 millones de niñas en todo el mundo que no asisten a la escuela. Los desafíos son aún más graves para las niñas que se encuentran en la primera fila de conflictos armados, el cambio climático, el desplazamiento forzado y otras crisis prolongadas. Sin educación, las niñas afectadas por crisis están en mayor riesgo de matrimonio infantil, trata de personas, esclavitud, marginación económica y trabajo forzoso y no remunerado, así como de depender de manera asfixiante de los hombres y los sistemas patriarcales. Este tipo de dependencia no solo supone una vulneración de sus derechos en tanto que seres humanos, sino que también es dañina e insostenible desde el punto de vista económico para cualquier sociedad que pretenda avanzar.

A pesar de todo, frente a la adversidad, existe esperanza.

En mi reciente misión a Nigeria, me reuní con niñas y mujeres jóvenes que habían sido secuestradas por Boko Haram y grupos escindidos. Pese a las horribles experiencias sufridas, lograron sanar por medio de una educación integral que incluía servicios de salud mental y psicosociales y reclamar su poder. Más fuertes que nunca, ahora empoderan a otras chicas jóvenes, para las que son inspiradores modelos de resiliencia y determinación.

Con el apoyo de La Educación No Puede Esperar (ECW, por sus siglas en inglés) y nuestros asociados estratégicos mundiales, empoderan a niñas que han escapado de Boko Haram. Mientras algunas aprenden oficios valiosos en escuelas de formación profesional, otras estudian para convertirse en maestras, abogadas, médicas, científicas y emprendedoras. Han atravesado una etapa muy oscura en su juventud, pero la oscuridad ya no las domina. Son dueñas de su propia vida y capitanas de su destino.

Por medio de un programa conjunto coordinado con UNICEF, el Consejo Noruego para Refugiados (NRC por sus siglas en inglés) y Save the Children, ECW proporciona acceso a la educación formal y no formal en el noreste de Nigeria. Una nueva inversión innovadora con El Fondo Mundial para Sobrevivientes (GSF por sus siglas en inglés) también respalda la educación como una forma de reparación para sobrevivientes de violencia sexual relacionada con conflictos en la región. Es un enfoque educativo pionero, vital y altamente exitoso, mientras encuentran su identidad y se preparan para la vida que les espera.

En el Afganistán, a toda una generación de niñas se la sigue privando de acceso a educación de calidad y a toda una generación de mujeres se les niegan muchos de sus derechos humanos básicos. El Afganistán, un país que ha sufrido tanto durante tanto tiempo, necesita que sus niñas y mujeres cursen estudios para reconstruir esta nación destrozada por la guerra. Por ello, seguimos promoviendo la igualdad de derechos para todas las niñas y mujeres jóvenes del Afganistán, y defendemos especialmente el derecho a una educación de calidad por medio de nuestra campaña mundial para dar voz a las niñas afganas #AfghanGirlsVoices. Por conducto de asociados locales, también continuamos matriculando a niñas en programas de aprendizaje comunitarios.

En nuestra misión a la República Democrática del Congo, me reuní con una niña de 15 años víctima de violencia sexual que cuidaba de sus dos hijos, ambos concebidos tras violaciones, al tiempo que estudiaba y servía de mentora para otras niñas. Allí, en la provincia de Tanganyika, donde la violencia interétnica, la violencia sexual por razón de género y el desplazamiento forzado siguen poniendo a las mujeres en riesgo de abuso sexual y peligros constantes, hasta el 49% de las niñas están casadas antes de los 18 años de edad. Con el apoyo de ECW, esta joven y unas 250 niñas más en su campamento de personas desplazadas están volviendo a aprender en la seguridad de sus aulas y reciben apoyo colectivo para cuidar también de sus hijas e hijos. Son verdaderas heroínas, no solo para todas las niñas del campamento, sino para todas nosotras y todos nosotros.

Así pues, no nos detengamos en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. En cambio, comencemos ahora con un aumento significativo en la financiación de soluciones comprobadas. La Educación No Puede Esperar insta a los donantes del sector público y privado y a individuos con gran patrimonio a que movilicen con carácter de urgencia 600 millones de dólares, con miras a lograr nuestra meta de 1.500 millones de dólares de financiación.

Con estos nuevos recursos, brindaremos a 20 millones de niños, niñas y adolescentes afectados por crisis, entre ellos 12 millones de niñas, una educación de calidad inclusiva y continua. Este aumento de la financiación, que se necesita con urgencia, será un gran salto hacia adelante en nuestro empeño colectivo por construir un mundo más igualitario entre mujeres y hombres por medio de una educación que supere la discriminación generacional y forje el liderazgo de la humanidad en el siglo XXI.

 

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ECW Executive Director Yasmine Sherif
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